Las úlceras arteriales ocurren debido a una perfusión inadecuada de piel y tejido subcutáneo en reposo. La enfermedad oclusiva Arterial, común entre fumadores, diabéticos y ancianos, puede conducir a claudicación, dolor de reposo y gangrena, además de ulceración localizada. Otros procesos, como la estasis venosa, la presión, el trauma y la vasculitis, también pueden causar isquemia., Sin embargo, una historia clínica completa del paciente y una evaluación física pueden ayudar a discriminar entre las úlceras isquémicas causadas por enfermedad arterial y otros tipos de úlceras. La clave para el diagnóstico de la enfermedad oclusiva arterial es la historia del paciente. El dolor al caminar es la queja más común y puede indicar claudicación intermitente. La evaluación física debe incluir tanto un examen general, buscando problemas relacionados con los pulmones, el corazón y el sistema nervioso, como un examen centrado de las extremidades afectadas y los pulsos arteriales., Los hallazgos vasculares de laboratorio también pueden ayudar a confirmar un diagnóstico de ulceración isquémica arterial. La clave para el tratamiento es la mejora en la perfusión vascular a la zona afectada. La revascularización quirúrgica es el pilar del tratamiento, con algunos procedimientos intervencionistas siendo aceptados. Las opciones médicas, además de la corrección de los problemas médicos subyacentes, incluyen un buen cuidado de heridas y de apoyo, pero las intervenciones farmacéuticas generalmente no han demostrado ser efectivas y se deben considerar solo si los procedimientos intervencionistas no son posibles., Con un suministro de sangre adecuado restablecido, la mayoría de las úlceras arteriales progresarán a la curación a menos que haya factores que lo compliquen.
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