Los quistes de ovario son sacos llenos de líquido o tejido que se forman sobre o dentro de los ovarios. Estos son dos órganos pequeños ubicados a cada lado del útero. Son parte del sistema reproductor femenino.
Los quistes ováricos son comunes en las mujeres, especialmente durante los años fértiles. Existen distintos tipos. La mayoría no hacen daño (benignos) y desaparecen solos. Generalmente no causan síntomas. Cuando sí provocan síntomas, pueden incluir dolor o presión leve en la parte baja del abdomen.,
Los quistes que son grandes o se rompen (ruptura) pueden causar síntomas y dolor más serios. En estos casos, puede ser necesario atención en el hospital o tratamientos como cirugía. Es posible que se necesite más tratamiento si un quiste provoca que un ovario se retuerza (se conoce como torsión) o si se sospecta que un quiste es canceroso. Sin embargo, recuerde que la mayoría de los quistes no son cancerosos.
Cuidados generales
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Para ayudar a aliviar el dolor, es posible que su proveedor de atención médica le recomiende usar medicamentos de venta sin receta., Si es necesario, le pueden recetar medicamentos analgésicos (calmantes) más fuertes.
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Según el tipo de quiste que tenga, es posible que su proveedor de atención médica le recomiende tomar píldoras anticonceptivas. En ciertos casos, estas ayudan a reducir los quistes. También pueden ayudar a prevenir la formación de quistes nuevos. Asegúrese de tomarlos según las indicaciones si se las recetan.
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Su proveedor de atención médica puede aconsejarle que vigile sus síntomas a lo largo del tiempo para descubrir si desaparecen o empeoran., También es posible que se le recomienden pruebas de ultrasonido regulares. Pueden ayudar a verificar si los quistes desaparecen o crecen.
Visitas de control
Asista a las citas de seguimiento con su proveedor de atención médica, o según le hayan aconsejado.
¿Cuándo debe buscar atención médica?
Llame enseguida a su proveedor de atención médica si se presenta alguna de las siguientes situaciones:
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El dolor empeora o no disminuye con el tratamiento en casa
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Fiebre de 100.,4° F (38° C) o más alta (o según le haya indicado su proveedor de atención médica)
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Náuseas y vómitos
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Debilidad, mareos o desmayo
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Sangrado vaginal anormal
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